Pensión alimentaria hasta los 31
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22 diciembre, 2014La imagen del abogado rodeado por enormes archivos e interminables pilas de documentos podría transformarse pronto en la instantánea de una época pasada. El desarrollo de Internet está afectando a muchos ámbitos profesionales y el mundo legal no es una excepción: los letrados tendrán que basar su futuro en la incorporación de la red en la actividad laboral y en la flexibilización de horarios y ritmos de trabajo. Les espera, sin embargo, un sendero plagado de obstáculos, empezando por un difícil pero necesario cambio de mentalidad que permita aceptar tanto la creación de nuevas figuras profesionales como el nuevo —y fundamental— papel de la tecnología en la resolución de juicios y en los asesoramientos legales.
Estas son las conclusiones del Legal Management Fórum, que la empresa de edición y formación jurídica Wolters Kluwer organizó en el museo Reina Sofía de Madrid el pasado 21 de octubre. Y no dejan lugar a dudas: hasta el título del seminario, The future is now (el futuro es ahora), apremia al sector para que se prepare a afrontar estos retos.
En medir la rapidez de esta evolución consiste el trabajo de Richard Susskind, profesor en la Universidad de Oxford y asesor legal del Gobierno británico. “En los próximos 10 años ocurrirán más cambios en la abogacía de los que ha habido en las últimas décadas”, explica. El experto escocés es autor de Los abogados de mañana, un volumen en el que teoriza sobre la evolución de la profesión en un futuro más próximo de lo que parece: “La liberalización del sector, un proceso ya en marcha en Inglaterra y Gales, junto con la introducción de las nuevas tecnologías y la necesidad de ofrecer un mayor número de servicios más baratos a más personas llevará a grandes transformaciones. Los bufetes tendrán que trabajar con proveedores externos de nuevas tecnologías”.
Susskind está convencido de que la evolución del mercado abrirá oportunidades para hasta 13 “negocios legales disruptivos”, es decir, que cambiarán la manera de hacer las cosas en el mundo de la abogacía. Entre ellos, destacan figuras como el responsable de gestión de proyectos legales: “Es un profesional que se encarga de administrar los pleitos para que avancen de manera más rápida y más eficiente”.
Esta metamorfosis, sin embargo, es tan rápida que en muchos ámbitos resulta difícil adecuarse a ella. El sistema educativo, por ejemplo, no está respondiendo con la suficiente velocidad: “Salvo raras excepciones, las facultades de Derecho no están listas para abarcar la formación de estos nuevos profesionales”, admite. “Tendrán que incorporar enseñanzas tecnológicas en sus planes de estudios cuanto antes y cambiar sus métodos. Estamos formando un número excesivo de letrados tradicionales que no van a tener cabida en el nuevo mercado laboral”.
La distancia entre la actual configuración de los bufetes y las nuevas necesidades del mercado legal ya es un fenómeno tanto español como global. Según los datos de una encuesta de la propia Wolters Kluwer, el 86,2% de los 450 asistentes al evento que organizaron en septiembre (en su inmensa mayoría, abogados en ejercicio responsables de desarrollo de negocio y de marketing de los más importantes despachos españoles) sostiene que su empresa incorporará el uso de nuevas tecnologías para mejorar su eficiencia y su productividad. Pero aunque todos los encuestados se declaran convencidos de que las mejoras tecnologicas serán una tendencia permanente en el sector, solo el 3,4% afirma que su empresa está totalmente preparada para encarar los futuros desafíos.
El decalaje entre una Justicia aún muy lenta y una abogacía cada vez más rápida se traducirá en una profunda transformación de la profesión: “Los letrados tendrán que ser abogados ‘preventivos’ y ofrecer una visión de anticipación de los problemas legales, la vacuna antes de la enfermedad en lugar de la cura después”, explica Rodolfo Tesone, director del máster de Derecho Digital de la Universidad de Barcelona. En este sentido, son fundamentales los programas y bases de datos como Kloeox, Gedex o Aranzadi, que permiten almacenar archivos, gestionar el historial de los clientes, acceder a la doctrina, a la jurisprudencia y a los artículos académicos “por un coste que oscila entre 700 y 15.000 euros, según el tipo de licencia”, detalla Tesone. “Consultarlo en cualquier momento y en cualquier lugar representa una innovación fundamental. Son esas las patas en las que se apoya el futuro de la profesión legal: nuevas tecnologías y flexibilidad laboral”, sentencia Pablo Villanueva, director de Estrategia de Wolters Kluwer.